El cultivo del café siempre ha formado parte de su vida, y uno de sus primeros recuerdos son las fincas cafetaleras que regentaban sus abuelos. Así fue como Sidney se enamoró de la cultura, que describe como fantástica, tal es su fascinación. Su conexión con el café también tuvo una fuerte conexión con su padre, quien le enseñó a respetar y agradecer la cultura que siempre rodeó a su familia y les brindó su sustento.

De adulto, Sidney eligió el café como profesión. Estudió y se especializó para continuar el legado familiar y el amor que sentía por el cultivo del café. Gracias a sus estudios, pudo ayudar a otros caficultores a mejorar su producción, aprovechando al máximo el potencial que la región ofrece e inspira.
Hoy, Sidney produce su propio café con su esposa y su familia, y el cuidado, la dedicación y el cariño guían la producción, priorizando la calidad como diferenciador y factor motivador para lograr resultados satisfactorios.