Él es de esos caficultores que tiene café en la sangre y en la historia. Representa la cuarta generación de su familia en el cultivo del café y aprendió de sus antepasados que esta es una cultura desafiante, pero al mismo tiempo apasionante.

Ladmir es bisnieto de un inmigrante europeo que ayudó en el desbroce de las tierras de Paraná para el cultivo de café. Con esfuerzo logró adquirir sus tierras e inició la producción. Sus sucesores continuaron hasta que la helada arrasó las plantaciones, lo que llevó al padre de Ladmir a buscar la nueva frontera del café: la Región del Cerrado Mineiro.

Las nuevas tierras trajeron esperanza, pero también un nuevo desafío: la escasez de agua durante el período de floración. La adversidad se superó con información, investigación, tecnología y el deseo de prosperar en estas nuevas tierras. Hoy, Ladmir se enorgullece de su historia y de los nuevos capítulos que ha escrito con su compromiso de mejorar, cada vez más, la calidad de los granos cosechados cosecha tras cosecha.